José Luis Casado, ‘buscavinos’ de Vinoselección, nombrado Embajador de Jumilla
“Es una cuestión de impartir justicia”. Así valora José Luis Casado (Madrid, 1963) su labor como defensor y divulgador de la Denominación de Origen Jumilla. Casado es uno de los ‘buscavinos’ de Vinoselección, y desde septiembre de 2024, Embajador de Jumilla, un reconocimiento otorgado por el grupo Siete Días. Sobre cuál es la injusticia a reparar, alega que Jumilla arrastra una imagen de zona maldita. “Un vino con la precinta de Rioja o Ribera del Duero ya parte con una ventaja comercial, aunque luego sea mediocre. Un vino jumillano sale sin ese respaldo: debe de demostrar calidad, se le exige”. Y claro, a tenor del amplio catálogo de buenas referencias con las que hoy surte al mercado esta D.O, parece muy legítimo difundir sus bondades, sin más interés que la propia convicción y el entusiasmo por los buenos vinos.
Tres décadas en el Certamen de Vinos D.O. Jumilla
El mundo del vino se cruzó casualmente en la vida de José Luis en 1988. Terminaba sus estudios de Geografía e Historia en la Universidad Complutense de Madrid cuando Andrés Proensa, periodista y crítico de vinos, amigo y vecino del barrio, le ofreció la oportunidad de incorporarse al Grupo Gourmet. Así entró en este mundillo, y enseguida le atrapó.
Ejerció de coordinador del área vinícola de la Guía Gourmet, y en pocos años comenzó a impartir cursos de cata. Había descubierto su pasión. “Yo venía de no saber nada. Era tan ignorante en este tema que pensaba que Diamante era el nombre de todos los blancos españoles”, revela entre risas. En 2001 se embarcó en un nuevo proyecto: TodoVino, que -vueltas que da la vida- terminó siendo adquirido por Vinoselección.
Volviendo unos años atrás, a 1994, cuando todavía trabajaba en Gourmet, José Luis recibió la invitación para ser jurado en la primera edición del Certamen de Calidad de Vinos D.O. Jumilla, una iniciativa de su amigo Proensa y de otra figura de la comunicación vinícola, Enrique Calduch. Desde aquella convocatoria inaugural, no ha faltado a ninguna de las 30 ediciones del certamen. Y desde esta posición ha sido testigo del gran salto que ha dado la zona en un tiempo récord.
Gran salto cualitativo en tiempo récord
“En poco tiempo, Jumilla ha pasado de ser una tierra de graneles al embotellado de vinos que alcanzan precios de 100 €”, observa. El cambio ha sido drástico a nivel cualitativo y cuantitativo. “En la primera edición de 1994 se presentaron al certamen 40 vinos. En esta última edición de 2024, valoramos 150 muestras”. El Certamen de Calidad de Vinos D.O. Jumilla es ya uno de los más longevos de España.
“Las bodegas de la D.O. Jumilla se han esforzado muchísimo en su apuesta por la calidad, con grandes inversiones en viñedo y en barricas”. Casado argumenta que se han arrancado viñas que no aportaban calidad, se han quitado plantaciones de cabernet sauvignon y se ha extendido el cultivo de la garnacha, a la par que se cuida mucho la orientación de las viñas.
Apunta, sobre todo, la notable mejora del tratamiento vitícola y enológico que las bodegas dan a la monastrell, la variedad bandera de la zona. “La aplicación de la tecnología en el viñedo sirve para evitar que la monastrell sobremadure. Porque ese es el peligro: se trata de una variedad complicada debido a su maduración temprana. Hay que vigilarla con atención para evitar las sobremaduraciones que se daban antes, y que se traducían en vinos muy cálidos. Ahora no sucede. Los vinos, aunque alcancen una graduación del 15%, no resultan ardientes. A todo esto hay que sumar el mejor manejo de las barricas, con crianzas muy cuidadas.”
Presente y futuro de la D.O. Jumilla
José Luis recuerda que en los primeros años del certamen primaban los vinos rosados y los tintos jóvenes. Había pocas elaboraciones con crianzas serias. “En la actualidad existe la conciencia de que una zona grande no la hace un gran vino, sino muchas bodegas que tengan un par de vinos buenos. Y las hay”. Y añade: “Lo importante es la excepcional regularidad que apreciamos en la última época. El nivel en el certamen de calidad es alto, con vinos en los que prima la franqueza, la nobleza, la complejidad y la elegancia”.
A la cuestión de qué bodegas están trabajando más y mejor por la imagen de Jumilla, destaca dos que abrieron camino en la zona: Carchelo y Casa de la Ermita, y añade otras que también despuntan como Luzón, Juan Gil, El Nido o Casa Castillo.
“Es hora de acabar con los prejuicios. Esta zona se merece mayor reconocimiento”, alega convencido. “Es cierto que Jumilla va ganando reputación entre el consumidor español, y ya no asusta que un vino de esta tierra cueste 15 €. A nivel internacional, también se dan pequeños pasos para que cada día se hable más de ella”.
Es cristalina la devoción de nuestro seleccionador de vinos por esta tierra, una denominación que ha crecido con él. Por eso esta frase con la que termina tiene bastante sentido: “El título de Embajador es por un año, pero nunca dejas de serlo”.