
Características generales

Información general
En un espectacular meandro del río Ebro se encuentra Finca Valpiedra, fundada en 1999 por una de las sagas con más tradición y renombre de Rioja: los Martínez Bujanda. Con esta firma, los Martínez Bujanda vieron cumplido su sueño de elaborar vinos empleando únicamente el viñedo que rodea a la bodega, al estilo de los châteaux franceses. Finca Valpiedra dispone de un excepcional viñedo de 80 hectáreas cultivadas con la uva emblema de la denominación: la Tempranillo, con cuyos frutos elaboran sus dos gamas de vinos: Finca Valpiedra y Cantos Valpiedra, tintos que encierran toda la personalidad y esencia de este terruño. Para la elaboración, cuenta con unas modernas e impresionantes instalaciones dotadas de la más avanzada tecnología. Finca Valpiedra es la única bodega de Rioja que pertenece a la Asociación de Grandes Pagos de España. La segunda mitad del siglo XIX marca el inicio de la trayectoria vinícola de prestigio de Rioja, aunque la Denominación de Origen Rioja no quedó constituida hasta 1932. Hoy día, Rioja continúa siendo líder indiscutible tanto en exportación como en el consumo interno de vinos de calidad. La finca Valpiedra está situada en la mejor zona de la denominación, dentro de la subzona de Rioja Alta. Los viñedos de la bodega están situados entre los términos municipales de Ceniciero y Fuenmayor, sobre suelos de cantos rodados y piedras calizas. A este factor de calidad para la cepa se suma un clima ideal, atemperado por la protección de la Sierra de Cantabria, que dificulta el paso de los vientos húmedos del norte.
Notas de cata
De un intenso color cereza con ribete cardenalicio. Lágrima abundante, densa.
Intenso en aromas, con gran complejidad y elegancia aromáticas, destacando las notas minerales, de frutos rojos y negros y recuerdos de incienso. Aparecen finas notas propias de la crianza en madera de roble francés, como la vainilla, el cedro, el tabaco rubio y especias.
En boca denota excelente suavidad y volumen, con una buena estructura tánica. La frescura de la Graciano lo hace equilibrado respecto al alcohol. Largo posgusto y agradable final. En retronasal reaparecen las notas especiadas, frutales y las procedentes de la madera.