
Características generales

Información general
La historia de Pesquera es la historia de un gran hombre que se hizo a sí mismo y que creó un mito. En 1972, Alejandro Fernández crea Tinto Pesquera, con la intención de elaborar un vino que honre la tierra en la que nació y que le honre a sí mismo. La bodega se ubica en el término de Pesquera de Duero, en plena Ribera del Duero, y es este vino el que otorgó fama mundial a la localidad. Alejandro Fernández posicionó los vinos de la Ribera en el panorama vinícola español, lanzando un pulso a los clásicos riojas y demostrando que se podían elaborar vinos diferentes e igualmente apreciados en otras zonas elaboradoras. Los vinos de Pesquera son el resultado de escoger cuidadosamente el momento adecuado de la recolección de las uvas, de una vendimia rápida, favorecida por la cercanía entre viñas y bodega, de que las uvas estén sanas, maduras y en su justo punto de azúcar y acidez. Las 200 hectáreas de la variedad Tinta del País (Tempranillo) que configuran el viñedo del que se nutre la bodega son su verdadero tesoro y fuente de su riqueza. Los vinos de Pesquera son vinos de una personalidad arrolladora, que el mismísimo crítico Robert Parker alabó, colocando a Alejandro Fernández y su Tinto Pesquera entre los mejores del mundo. La bodega posee más de seis mil barricas de roble americano, en las que el vino permanece el tiempo necesario para desarrollar todas sus cualidades. Alejandro Fernández ha creado un vino magistral, elaborado con Tempranillo, la uva nacional por excelencia, procedente de cepas viejas vendimiadas a mano y seleccionadas antes de entrar en bodega. Los vinos de Pesquera se elaboran a partir de frutos enteros, despalillados. La maceración, a temperatura controlada, dura entre dos y tres semanas. Después de prensados, y sin clarificar, los vinos pasan directamente a una sabia y sutil combinación de barricas de robles americanos, españoles y franceses con diferentes tostados. El Crianza reposa, entre frecuentes trasiegos, durante 18 meses.
Notas de cata
De un atractivo color rojo cereza muy oscuro, con ribetes granate intenso. De aspecto brillante.
En nariz destacan notas de frutos rojos y negros (grosellas maduras, moras de zarza) sobre un fondo de roble nuevo americano. Hay recuerdos especiados, como la vainilla, y ciertos aromas minerales.
Su entrada en boca es suave. En el paso de boca es seco, estructurado, con nobles taninos que lo convierten en un vino lleno y sustancioso. Es amplio, equilibrado y con un largo de posgusto. Un tinto pleno de frutas maduras y arropado por buenas maderas.