Viaje otoñal Rioja: la envidia de todo aficionado
Cada estación aporta paisajes y sensaciones distintas, pero en ninguna época del año las bodegas tienen tanta vida como en otoño. Las uvas se cosechan, y dentro de las bodegas todo se agita: alegría, nervios, bullicio… La magia de las levaduras convertirá el azúcar de la uva en alcoholes. Nace el vino. Aprovechamos nuestra estación favorita para organizar un viaje con socios a Rioja del 29 de octubre al 1 de noviembre, un planazo para contemplar paisajes únicos y disfrutar de los vinos de esta tierra dentro de las bodegas. Nos esperaban algunas de las más reconocidas: Bodegas Valdemar, La Rioja Alta S.A., Muga y López de Haro.
La cena de bienvenida en el hotel donde nos alojamos -Palacio Tondón, en Briñas-, nos trajo una grata sorpresa: Bodegas Valdemar quiso acompañarnos; y, guiados por Roberto Alonso, director comercial de la bodega, degustamos Conde Valdemar Tempranillo Blanco 2020 (vino que tendremos en Vinoselección este mes de diciembre), Conde Valdemar Finca Alto Cantabria 2020 (pertenece a uno de los 6 Viñedos Singulares de producción de blancos de Rioja), Inspiración Valdemar 2017 y Conde Valdemar Reserva 2015.
El sábado 30 nos desplazamos al corazón del vino riojano: el famoso Barrio de la Estación de Haro. Ningún amante del vino debería perderse este espectáculo: alrededor de la estación de trenes se erigen auténticos templos del vino riojano, bodegas en su mayoría centenarias que configuran la elite de la denominación. Con el olor a vino más presente que nunca, en esta meca del vino español nos esperaban Muga y La Rioja Alta, S.A.
Empezamos en Muga (1932), bodega fundada en 1932 por la saga que le da nombre: los Muga, hoy en su tercera generación. Conocimos las instalaciones de una firma que se distingue por mantener los modos y técnicas tradicionales. De hecho, en la bodega no existe el acero inoxidable, porque todos los recipientes para elaborar son de roble. La visita a los viñedos se suspendió debido a la lluvia. Pero los socios quedaron encantados con la alternativa: un ameno curso de iniciación a la cata, durante el cual pudimos probar y examinar una estupenda muestra del catálogo de la bodega: Muga Blanco 2020, Muga 2018, Muga Selección Especial 2016 y los top Prado Enea Gran Reserva 2014 y Torre Muga 2016. Antes de despedirnos, disfrutamos en los salones de la bodega de un menú tradicional protagonizado por alubias pochas y cordero asado.
El domingo regresamos al Barrio de la Estación. En esta ocasión nos abrió las puertas La Rioja Alta S.A. Bodega con una trayectoria centenaria y emblema del clasicismo riojano, que nos permitió catar sus grandes vinos en el salón Don Guillermo, un espacio único. Todo un lujo probar etiquetas ya legendarias: Viña Alberdi Crianza 2018, Viña Ardanza Reserva 2015, Viña Arana Gran Reserva 2014 y Gran Reserva 904 2011.
Dejamos la última jornada, el 1 de noviembre, para conocer Hacienda
López de Haro, la bodega riojana del pujante grupo Vintae, con una ubicación privilegiada en San Vicente de la Sonsierra, término que se ha convertido en el más cotizado de Rioja por la calidad de sus viñedos de tempranillo. Otra vez la lluvia nos llevó a sustituir el paseo por el viñedo por otra actividad: la visita a la Parroquia de Santa María la Mayor y el Mirador del Ebro, donde disfrutamos de las increíbles vistas con una copa del rosado López de Haro 2020. Después pusimos rumbo a la bodega, donde catamos vinos en diferentes fases de elaboración: después de la fermentación alcohólica, tras la maloláctica y tras su paso por barrica (en el proceso de estabilización). Y como broche final, un copioso aperitivo junto a los vinos López de Haro. Blanco 2020, López de Haro Edición Limitada y López de Haro Reserva 2016.