Si te gusta cuidar las buenas maneras y quieres que nadie ponga faltas a tus comidas y cenas navideñas, aquí van unos consejos de ‘protocolo' que te harán quedar como el perfecto anfitrión.

¿Cómo colocar la mesa? Empezamos por los cubiertos. Colócalos en el mismo orden en el que vayan a usarse, de fuera hacia dentro (los últimos en usarse serán los más cercanos al plato). Recuerda que a la derecha del plato van cucharas y cuchillos; y a la izquierda, tenedores de pescado y de carne. El platillo para el pan va a la izquierda del comensal y hacia arriba, y la servilleta a la izquierda del plato o sobre éste, doblada en forma rectangular. En cuanto a las copas, sitúalas frente al comensal, de izquierda a derecha: la copa de agua, de vino blanco y de vino tinto, y si quieres, la de cava para terminar.

Otro tema a tener en cuenta es el orden de servicio de los vinos. En función de la cantidad de platos que conformen el menú, prepara el número de vinos. Si tienes poca variedad de vinos, opta por un menú con poca variedad de platos. En cuanto al servicio de los vinos, mejor seguir cierto orden. Así, los vinos blancos –también cavas o rosados- inician la comida. Le siguen los vinos tintos ligeros y luego los tintos con mayor presencia de tanino, para terminar con los vinos dulces. Este orden se corresponde con la lógica de la comida: aperitivos, pescado, carne y postre. Recuerda: los vinos más ligeros se sirven antes que los vinos de más cuerpo; los fríos antes que los que se sirven atemperados; y los secos antes de los dulces (los dulces suelen ser ideales para el postre).

Si eres el anfitrión, te tocará servir el vino. Empieza por la persona que esté a tu derecha; después, la botella se va pasando a los caballeros, que servirán a las señoras. El anfitrión se sirve el último. ¿Y cómo sentar a los comensales en la mesa? El protocolo dice que los anfitriones ocupan los extremos de la mesa; a la derecha, los comensales de más edad, y a la izquierda el resto de invitados, intercalando hombres y mujeres.

Sigue estos consejos ¡y nadie podrá ponerle faltas a tus cenas!