La pasada semana, Bodegas Vetus (D.O. Toro) presentó las nuevas añadas de sus vinos en pleno centro de Madrid, en el Mercado de San Miguel. La cata, acompañada por un maridaje gourmet, fue dirigida por su enólogo Lluís Laso, quien ofreció un recorrido por la historia de Vetus, que recientemente ha cumplido diez años de trayectoria.

Vetus es una de las firmas del Grupo Artevino. Dirigido por la familia Antón y originario de Rioja Alavesa, Artevino integra cuatro de las bodegas más interesantes de la historia reciente: Izadi y Orben (D.O.Ca. Rioja), finca villacreces (D.O. Ribera del Duero) y la mencionada Bodegas Vetus; todas ellas regidas por una misma filosofía: la uva como base y gran protagonista.

Con Bodegas Vetus pretendían implantarse en una zona con gran potencial y valioso viñedo viejo como es la D.O. Toro, e iniciaron la búsqueda de la ubicación más propicia. Finalmente la encontraron en una finca en las cercanías de Villabuena del Puente, una zona de clima extremo en la parte sur del río Duero. Así comienza la andadura de una pequeña firma que apuesta por elaboraciones muy cuidadas, y que comercializa dos vinos de finca elaborados con las 20 hectáreas de viñedos que rodean a la bodega: Flor de Vetus y Vetus; además del top Celsus y un vino blanco con la variedad verdejo.

Flor de Vetus es su tinto más joven, con una crianza de 9 meses en barricas de roble francés y americano. Probamos la última añada 2011, una cosecha calificada como Excelente en la D.O. Toro, y disfrutamos con un estilo de vino que busca la cara más fresca, frutal y amable de Toro, lejos de rusticidades.

Con la etiqueta Vetus, la bodega buscaba un concepto de vino más expresivo y complejo, con más cuerpo y largura. “Si Flor de Vetus es ideal para tapear, Vetus es un vino para acompañar una comida”, señalaba Lluís Laso. Catamos la cosecha 2009, también calificada como Excelente. Para su elaboración, realizan una selección de las zonas más especiales de la finca, con bajos rendimientos, y trabajan de manera diferente la fermentación y la crianza: más tiempo de extracción para trabajar el cuerpo y una crianza más larga, de 12 meses; y en este caso, sólo en roble francés para darle al vino un punto graso.

En la cata también estuvo el vino icono de la bodega: Celsus, elaborado con las uvas de un viñedo centenario (prefiloxérico) con bajos rendimientos de 2.000 kg por hectárea, ubicado en otra finca, en Morales de Toro, en este caso en la zona norte del río Duero. Un tinto de producción muy limitada que sólo sale al mercado cuando el equipo técnico de la bodega decide que la calidad de la cosecha es excepcional. Probamos Celsus 2011, del que se han elaborado poco más de mil botellas. Un vino con cuerpo, cuya fermentación maloláctica en barricas nuevas de roble francés le ayuda a redondearse y ganar amabilidad, posteriormente envejecido 14 meses también en barricas francesas.

Además, la bodega presentó la segunda añada de su blanco: Flor de Vetus Verdejo 2013, un varietal de verdejo diseñado mediante una selección de parcelas viejas de la zona más occidental de la D.O. Rueda, en Segovia. Unas microparcelas situadas a 900 m de altitud que otorgan al vino una dosis extra de frescura que marca su personalidad.