La D.O. Toro cierra 2014 con un incremento de sus ventas en un 20,15% respecto a 2013, debido al aumento de la comercialización de vinos rosados y tintos Joven, Roble y de Autor. En total se comercializaron 11.475.000 botellas de vino, 1.924.560 más que en 2013, con especial presencia en el mercado nacional, que sigue copando el 70% de las ventas de vinos con la contraetiqueta de la D.O. Toro.

La transformación de Toro

La Denominación de Origen Toro ocupa 12 municipios de la provincia de Zamora y 3 de la colindante provincia de Valladolid. Tradicionalmente tierra de tintos recios y poderosos, Toro triunfa hoy día en el mercado nacional e internacional con sus vinos elegantes, potentes y sabrosos, pero sin la agresividad y la rusticidad que mostraban en tiempos pasados.

La comarca adquirió el carácter de Denominación de Origen en 1987, aunque su pasado vinícola es muy antiguo, siendo los vinos de nobles y reyes en la Edad Media. Así, con una historia plenamente vinculada al vino y una geografía propicia para el cultivo de la vid, Toro tenía que volver a deslumbrar en las mejores cartas de vino. Y así ha sido. En los últimos años, muchos han sido los bodegueros que han sentido la llamada de esta tierra y de su noble variedad autóctona, la tinta de Toro.

El despertar de Toro nace del impulso de la gente de allí, hombres como Manuel Fariña (Bodegas Fariña) que durante años ha luchado por situar a estos tintos en los más altos puestos, bien a través de su propia bodega bien desde el cargo de presidente de la denominación de origen. Su nueva visión elaboradora cambió el estilo de los vinos. Muchos otros siguieron su estela, consolidando un sueño: reconvertir la imagen de vino duro y alcohólico en vinos complejos, equilibrados y elegantes, con la personalidad que da una uva con poderío como la tinta de Toro. El cambio se dirigió en un primer momento hacia el viñedo, dedicándole mayores esfuerzos para conseguir una mejor materia prima; y en un segundo paso, hacia el modo de elaboración. Las bodegas renovaron su maquinaria y procedimientos, aplicando maceraciones en frío, controlando las temperaturas de fermentación y renovando el parque de barricas.

Mariano García y Marcos Eguren han sido otros de los dos grandes responsables de la transformación de Toro desde la creación de la Denominación de Origen. Ambos han logrado domar el legendario carácter de la tinta de Toro. Mariano García fundó Bodegas y Viñedos Maurodos tras salir de Vega Sicilia, y creó una auténtica joya como es San Román. Marcos Eguren, miembro de una de las sagas vinícolas más importantes de Rioja, también emprendió su aventura toresana y alcanzó un sitio en el Olimpo del vino con Numenathia Thermes (su Termanthia 2004 consiguió los ansiados 100 puntos Parker) antes de vender la bodega al grupo Louis Vuitton Moët Hennessy. Manuel Louzada, un reputado enólogo portugués, tomó el relevo en Numanthia para hacerse responsable de los vinos de la bodega, famosos por su complejidad y extraordinaria longitud.

La segunda aventura de Marcos Eguren en Toro se llama Teso La Monja y ha dado lugar en muy poco tiempo a algunos de los mejores vinos de este país, como Alabaster, Victorino o el exclusivo tinto que lleva el nombre de la bodega: Teso La Monja. Vinos que son fruto de viñedos prefiloxéricos de escaso rendimiento. Son sólo algunos ejemplos de la ascensión meteórica hacia la cresta del vino que ha protagonizado Toro, una región que hoy despierta un gran interés mundial.