Cómo salir indemne del lance vinícola
Saber de vinos está de moda. Todos conocemos a personas que van de entendidas aunque no lo sean y sacan a pasear palabras técnicas para impresionar. No te sientas abrumado. Lo importante es que conozcas algunas nociones básicas para quitarte ese miedo a que los demás piensen que no tienes ni idea. Aquí van unas sencillas recomendaciones.
-En el restaurante. Cuando te traen el vino es habitual que te muestren la botella antes de servirte para que compruebes que, efectivamente, se trata del vino que has pedido. Tras el descorche, te enseñarán el corcho por si deseas comprobar que está en buen estado. Y por último, te servirán una pequeña cantidad de vino en la copa para que compruebes que no tiene defectos. Huélelo y cátalo. Si está bien, sólo tienes que asentir y ya servirán al resto de comensales.
Si el restaurante tiene sumiller, no te cortes: pídele consejo sobre maridaje vino-plato. También le puedes pedir que haga una cata del vino elegido, así aprenderás más. Y pregúntale todo lo que te parezca sobre el vino en cuestión: sobre su zona de producción, variedades de uva, principales cualidades, por qué va bien con ese plato… ¡Que no te de vergüenza! Es una muestra de sana curiosidad.
-En casa. Antes de extraer el corcho, hay que retirar la cápsula. Córtala (con un cuchillo pequeño o cortacápsulas) por debajo del gollete: así evitarás que el vino entre en contacto con la cápsula (ya que puede estar oxidada o contener moho). Después, limpia la boca de la botella con un paño e introduce la espiral del sacacorchos en el centro del tapón. Utiliza siempre un buen sacacorchos, fácil de usar (Vinoselección te regala uno con tu primer pedido); si usas uno malo, corres el riesgo de que el corcho se rompa. Y muy importante: no lo traspases por completo, ¡caerán trocitos de corcho al vino!
Si descorchas un vino espumoso (cava, champán, etc), ten en cuenta dos cosas: no agites la botella antes de abrirlo si no quieres bañar al personal, y no saques el corcho apretando con el pulgar y apuntando al techo, no hay necesidad de romper la lámpara. Lo correcto es extraer el corcho poco a poco y frenarlo con la palma de la mano.