Resulta difícil entender la evolución de los vinos del Somontano sin hablar de Enate (Bodega del Mes). Jesús Artajona lleva más de dos décadas al mando de la elaboración de los vinos de esta bodega. Una firma que, bajo la batuta de este gran maestro, triunfa con unos vinos seductores y modernos. En esta entrevista para Vinoselección, Artajona nos desvela su filosofía de trabajo.

VS. Como responsable técnico de Enate, ¿cómo valora la evolución de la gama de vinos de la bodega?

Jesús Artajona: Tengo la suerte y el privilegio de estar en Enate desde que pusimos los cimientos en junio de 1992. Durante estas 23 vendimias, la evolución ha sido meteórica. Desde el principio, nuestros blancos -con el Chardonnay Barrica a la cabeza- y el rosado gozaron de un gran reconocimiento por parte del consumidor y de la crítica especializada. Eso nos llevó a lanzar el Chardonnay 234 con la cosecha del 96, un vino convertido hoy en uno de los buques insignia de la bodega.
En el campo de los tintos, hemos elaborado una amplia gama de vinos que abarca desde los más fáciles de beber, como el Cabernet-merlot y el Crianza, hasta los más serios y estructurados, como el Reserva, el Merlot-Merlot y el Uno Tinto. En los tiempos de bonanza económica y explosión hedonista lanzamos el exuberante Uno Chardonnay, y cuando llegó la crisis no nos dolieron prendas y elaboramos el Tapas, haciendo un guiño a los más jóvenes con su etiqueta.

VS. Cuando se pone el traje de elaborador, ¿en qué lugar quedan sus gustos personales?

JA. En la medida de lo posible, suelo dejar mis gustos a un lado: prefiero estar atento a lo que nos transmiten los clientes y amigos. Es preciso ser permeable a los comentarios y también a las críticas, sean positivas o negativas, y tener la cintura suficiente para adaptar las distintas líneas de trabajo. Eso sí, no hay que andar dando tumbos, sino mantener una línea que respete los criterios que nos han hecho crecer como bodega.

VS. ¿Y cuáles son los criterios que guían a Enate? ¿En qué basa su búsqueda de la excelencia?

JA. La excelencia, en casi cualquier actividad humana, radica en cuidar el detalle. Hay que estar atentos a lo que ocurre en el campo durante la maduración del fruto, y todavía más atentos en la bodega para no echar a perder lo que la naturaleza pone en nuestras manos. Pero, para cuidar el detalle hace falta rigor, conocimiento, método, trabajo, compromiso, experiencia… Esos y otros muchos son los factores que hacen tan difícil alcanzar -y sobre todo mantener- la máxima calidad y excelencia en un vino.

VS. ¿Y qué hay de la crianza en barrica?, ¿qué papel juega?

JA. La barrica actúa como un elemento bonificador, pero nunca puede convertir un vino mediocre en un buen vino. Cuando disponemos de un buen vino, una barrica de calidad puede aportar complejidad y riqueza al abanico aromático, siempre modulando los tiempos de crianza y la edad de la barrica para conseguir un buen equilibrio. En cualquier caso, la definición de equilibrio en esta materia está sujeta a las preferencias del consumidor y tiene un alto componente subjetivo. Hay quien prefiere vinos con muchas y marcadas notas de torrefacción, ahumados, vainilla, etc., mientras que otros buscan más el matiz, la sutilidad. En cualquier caso, un vino mediocre no soportará el impacto de la barrica nueva y se convertirá en un vino mediocre con sabor a tostados.

VS. Enate se constituyó rápidamente como un proyecto líder de la vanguardia enológica, ¿considera fundamental la apuesta por la tecnología y la modernización?

JA. Todo depende del tipo de bodega. Si queremos montar una bodega “de garage” no necesitaremos los últimos adelantos en materia enológica ni la productividad será un elemento clave en el proyecto. Ahora bien, si trabajamos en una bodega de buen tamaño y deseamos cumplir con los requisitos cualitativos que señalan las diferentes legislaciones de los mercados a los que nos dirijamos, habrá que trabajar de forma eficiente y segura. Ahí sí que será importante dotarnos de los medios adecuados, sin duda.

VS. Principal reto de Enate en los próximos años…

JA. Nuestro trabajo debe ir enfocado a alcanzar la madurez con dignidad y consolidar la marca ENATE como una de las bodegas de garantía de España, algo que sólo está al alcance de unos elegidos y que necesita corroborarse año tras año. Como señala el tópico, lo difícil no es llegar, sino mantenerse.

VS. ¿Y algún proyecto nuevo?

JA. Los proyectos surgen, permanecen y algunos, incluso, ven la luz. Siempre tenemos en cartera ideas que intentamos plasmar en vinos que den la talla. Pero son eso, proyectos; algunos sólo tienen la categoría de bocetos. De todas formas, lo más importante para una bodega como la nuestra no es sacar una referencia cada año; lo más importante es que cada vino que lancemos esté a la altura de lo que el consumidor espera de nosotros. Hemos elaborado y embotellado algunos vinos que nunca han visto la luz, siempre pequeños volúmenes; en ocasiones, los “enseñamos” en las catas y presentaciones que realizamos para el público más profesional. Todos ellos son vinos muy dignos, por supuesto, y algunos tienen una personalidad extraordinaria, mientras que otros son más difíciles de entender. Por eso hay que ser muy prudente y pensar detenidamente sobre estos temas.

VS. ¿Qué zonas vitivinícolas de nuestro país cree que tienen mayor potencial?

JA. España es un país privilegiado en materia de zonas para el cultivo de la vid. Es tal la diversidad de nuestro territorio que existen muchas zonas con potencial, sólo se necesita un proyecto dinámico y bien pensado y una pizca de suerte para lograr dar a conocer los vinos que se elaboren. Creo que hasta en la zona más recóndita, estudiando bien sus características, es posible hacer muy buenos vinos. Fíjese que sólo en una isla como Tenerife hay cinco denominaciones de origen.

VS. Totalmente de acuerdo, pero ¿cómo nos ven más allá de nuestras fronteras?

La imagen del vino español va mejorando poco a poco. Lo mejor es que nos queda mucho margen de mejora. Yo veo esta situación como una oportunidad de crecer, y no como el momento de fustigarnos por no haber sabido hacer las cosas como los franceses o italianos, por ejemplo.
Recuerdo que cuando salía uno hace unos 25 años al extranjero, el espacio dedicado al vino español en las cartas y en las estanterías de los almacenes era muy pequeño y con una representación poco trabajada. Pero nuestros vinos han mejorado tanto que la situación va cambiando y cada vez es posible encontrar más vinos españoles de calidad en los mercados internacionales.