Primera cavista catalana, Freixenet es una firma imprescindible cuando se habla de espumosos españoles. Todo un gigante que más de un siglo después de su fundación sigue en manos familiares. Con una producción que asciende a 200 millones de botellas al año, de las que 130 millones de botellas corresponden a vinos espumosos, en su portfolio figuran dos de las marcas de cava más conocidas y consumidas del mundo: Carta Nevada y Cordón Negro. Pero Freixenet es mucho más. “Si alguien piensa que el lado productivo no se puede conciliar con la alta calidad está muy equivocado. Nuestra gama Cuvées de Prestige compite en lo más alto. Además tenemos el Cava de Paraje Can Sala”, subraya Luis Alberto Gonzáles, brand ambassador y sumiller del grupo Freixenet.
“Cuvées de Pretige es una gama innovadora que, más allá de las uvas tradicionales, pretende homenajear a todas las variedades de uvas autorizadas en la D.O. Cava, como monastrell, garnacha, trepat, subirat parent, etc”, añade. Así, encontramos Freixenet Monastrell y Xarel-lo, el primer ‘blanc de noirs' del sector, elaborado con dos variedades de uva típicamente mediterráneas; Freixenet Garnatxa y Subirat Parent, una de las últimas novedades de la firma; Freixenet Malvasía, un originalísimo cava de postre; Freixenet Trepat, un ‘blanc de noirs' de color asalmonado creado con trepat, uva tinta rescatada del olvido; el cava rosado Elyssia Pinot Noir y el moderno brut Elyssia Gran Cuvée.
Dentro de esta gama alta también se encuentran dos cavas que apuestan por las largas crianzas: Reserva Real y Cuvée DS, madurados en bodega 30 y 40 meses, respectivamente. “Las largas crianzas aportan un plus de complejidad gustativa y aromática. En estos espumosos se aprecia mayormente el trabajo de las levaduras. Con el proceso de autolisis -tras la muerte de las levaduras- se liberan manoproteínas, y la cesión de estos componentes al cava introduce una nueva gama de aromas: frutos secos, ahumados y bollería fina”, explica Luis Alberto.
En la cima de la gama Freixenet se encuentra Can Sala, perteneciente a la categoría Premium recientemente homologada: Cava de Paraje Calificado. Un Cava de Paraje Calificado es aquel elaborado con uvas de un paraje determinado que goza de unas condiciones de clima y suelo singulares, y siguiendo criterios de calidad en su producción. “El primer Can Sala lo elaboramos en 2004. No sale todos los años al mercado, sólo en las mejores añadas”, nos cuenta Luis Alberto. “Está diseñado con dos de las uvas tradicionales del cava: xarel-lo y parellada, cultivadas en la emblemática finca La Freixenada, en Sant Quintí de Mediona. Aquí Freixenet posee las uvas de xarel-lo y parellada más antiguas -o mayores, como prefiero decir-, de unos 60 años”.
En el catálogo de productos de Freixenet encontramos también Brut Barroco, cava seleccionado por los enólogos de Vinoselección. “Barroco es un cava clásico, elaborado con el triunvirato tradicional del cava: macabeo, xarel-lo y parellada. No es un cava de añada, sino que se consigue con el ensamblaje de varias añadas y la proporción de las variedades varía. Tiene dos años de crianza, equivalente a un cava Reserva, y un contenido de azúcar de 6 g aprox, por lo que pertenece a la tipología de los Brut”, comenta Gonzáles. Para terminar, le pedimos que nos comente un maridaje que le guste especialmente para Brut Barroco: “Se trata de un cava extraordinariamente versátil que puede acompañar una comida de principio a fin. Me encanta tomarlo con un queso como la Torta del Casar; el Brut Barroco forma una magnífica alianza con este queso graso, potente y untuoso, refresca la boca y equilibra los sabores. También armoniza a las mil maravillas con pescados, embutidos como la butifarra, arroces con productos del mar, jamón ibérico y ensaladas”.
A disfrutarlos, el cava es mucho más que un vino para brindar, ¡no lo olvides!
