Martínez Lacuesta: una pasión hereditaria

En el mosaico del vino español encontramos muchos ejemplos de bodegas familiares y sagas en las que la pasión por la viña y el vino se transmite heredada de padres a hijos. Pero pocas como ésta. Los Martínez Lacuesta detentan la propiedad de la bodega que lleva su apellido de forma exclusiva y dirigen las riendas del negocio desde su fundación hace más de un siglo. Habla Luis Martínez Lacuesta: “En nuestra bodega, la Dirección General la llevo yo (3ª generación). La Dirección Técnica, mi primo Álvaro (4ª generación). La Dirección de la Sucursal de Madrid, mi primo José Luis (3ª generación). Por último, en el Consejo de Administración (formado por 6 personas) hay miembros de 2ª, 3ª y 4ª generación”.

Se trata de una bodega que forma parte esencial de la historia del vino español, fundada en 1895 en la región con más peso histórico, Rioja; por Félix Martínez Lacuesta, abogado, político, empresario y uno de los precursores de la creación de la Denominación de Origen de Rioja. Martínez Lacuesta pertenece además al privilegiado grupo de bodegas centenarias de Haro, epicentro del vino riojano que reúne a prestigiosas bodegas pioneras en la creación de un estilo que daría fama universal al vino riojano.

Casi 120 años después, Martínez Lacuesta llega a nuestros días en plena forma, como una de las opciones más respetables para quienes gustan del estilo clásico bien actualizado, con una gama de vinos que reflejan la tipicidad de la zona de Rioja Alta, elaborados desde 2007 en unas nuevas instalaciones situadas en el paraje de Ubieta (Haro).

¿Pero cuál es el secreto para llevar a buen puerto un negocio familiar? Parece que la clave está en una palabra: consenso. “Trabajar con la familia, en el seno de una empresa exclusivamente familiar con casi 120 años de historia, requiere por encima de todo consenso. Éste se logra a veces con la firma de los conocidos protocolos familiares; y en muchas otras ocasiones -creo que las más-, con el acuerdo, aprobación, consentimiento y apoyo de la familia. Si existe esa piña familiar, sin duda trabajar reporta satisfacciones mayores en la medida en que los buenos resultados y la buena gestión redunda en beneficio de la propia familia”, reflexiona Luis Martínez Lacuesta.

Y añade: “el inconveniente mayor está en la complicada delimitación de la frontera que separa familia y negocio. Es delicado, a veces, discutir del negocio en términos estrictos con un familiar cercano al que te unen lazos mucho más intensos que los derivados de la mera relación societaria. Por ejemplo, no es lo mismo discutir con un socio sobre la marcha del negocio que discutir con otro socio que, además, es tu madre, padre o hermano”.

El caso es que esta familia ha protagonizado una excelente adaptación a los tiempos, combinando la sabiduría de una larga tradición con la constante investigación, y logrando reconocimiento nacional e internacional. Les deseamos que muchas generaciones más de Martínez Lacuesta sigan dirigiendo el timón de este histórico buque.

Conoce más sobre Martínez Lacuesta y sus vinos en nuestra Bodega del Mes.

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