Nace Polvorete, el vino más joven de Emilio Moro en el Bierzo: el godello hecho arte
El 27 de octubre José Moro, presidente de Bodegas Emilio Moro, presentó su nuevo blanco de godello elaborado en la D.O. Bierzo, Polvorete, en un evento que, debido a la situación especial que vivimos, se desarrolló de forma online. Un nuevo capítulo de la aventura de esta gran bodega en tierras leonesas, donde ya elabora desde 2016 los blancos El Zarzal y La Revelía. Para celebrar la llegada del nuevo ‘hijo', la bodega ha renovado la imagen de toda la gama y ahora sus blancos visten con el arte del pintor Domingo Zapata. Etiquetas llenas de color y expresividad que el propio Zapata explicó y presentó.
El nuevo siglo no ha podido ser más fructífero para Bodegas Emilio Moro (1987). Referente de calidad en Ribera del Duero, esta firma familiar ha consolidado en los últimos años nuevos proyectos como la bodega Cepa 21, también en Ribera del Duero; y más recientemente, sus blancos en la D.O. Bierzo, que ya llegan a más de 70 países.
Consagrada desde sus inicios a elaborar tintos, en Emilio Moro comenzaron a soñar hace diez años con producir blancos. “Después de mucho probar, nos dimos cuenta de que ninguna variedad nos transmitía tanto como la godello; una uva que ofrece complejidad, intensidad, profundidad… Nos dispusimos a recorrer todas las zonas donde se hace godello y nos enamoramos del Bierzo por su orografía heterogénea, su microclima, esa acidez de los suelos que da tanta frescura…”, explicó José Moro.
Ahora, siete años después de aterrizar en la D.O. Bierzo, lanza su tercera referencia al mercado: Polvorete. Mientras, continúa buscando y adquiriendo viñas de godello en esta denominación de origen. Su objetivo es trabajar con viñedo propio, y aspira a estrenar instalaciones cuando superen las 100 hectáreas.
Polvorete, el más joven
Polvorete es el más joven de la familia y se estrena con la añada 2019. Un blanco muy fácil de disfrutar, juvenil, alegre, divertido. “Un torrente de alegría, jovialidad. Un vino de concordia, de barra, de amistad, para ayudar en estos momentos complicados”, señaló el presidente de la bodega.
Polvorete tiene una crianza de 8 meses sobre lías y se embotelló en mayo de 2020. A la vista presenta un color amarillo verdoso. Nariz de intensidad media, elegante, muy cálida y armoniosa, donde encontramos aromas cítricos y florales. “La añada 2019 ha sido más madura de lo normal, por eso este blanco exhibe fruta más profunda”, señaló el presidente de la bodega. En boca no encontramos demasiado volumen, pues el objetivo es mantener ese nervio y verticalidad. Un vino fácil de disfrutar y muy fresco que busca la autenticidad de la godello y que huye de las notas impuestas de frutas tropicales.
La inspiración para el diseño de las etiquetas le llegó Domingo Zapata tras viajar al Bierzo y conocer, sentir y oler cada una de las fincas. La etiqueta de Polvorete representa la juventud del vino con colores vivos y cítricos. “Polvorete es mi favorito”, confesó el pintor.
Los hermanos mayores: El Zarzal y La Revelía
En la elaboración de los hermanos mayores de la familia -El Zarzal y La Revelía- ya interviene la madera. Durante la cata degustamos la última añada de ambos vinos, la 2018; una cosecha más compleja que tuvo una vendimia escalonada.
El Zarzal 2018 es un blancofresco, fragante, con notas de fruta blanca madura y flores. Un vino que ya se abre a la crianza pero sin renunciar a la frescura. Es más maduro que Polvorete, pero todavía juvenil y vivo. Fermenta en acero inoxidable y después realiza crianza sobre lías en fudres de 1.500 litros. El protagonismo es de la fruta, pero la madera aporta complejidad. Tiene una boca fresca y más untuosa, con una acidez perfectamente arropada por la grasa de las lías. “Con la etiqueta quería expresar alegría y templanza al mismo tiempo. Si Polvorete lo veo más como Goya, a El Zarzal lo veo como Warhol. He utilizado toques de imprenta”, expuso Zapata.
Y llegamos a La Revelía, el blanco ‘top', complejo, intenso y refinado. La 2018 es la tercera añada en el mercado y con ella Emilio Moro perfecciona su conocimiento del Bierzo. El clima mediterráneo con marcada continentalidad le aporta intensidad, y la influencia atlántica, finura. Las uvas que lo nutren proceden de las zonas más altas, terrazas en pendientes pronunciadas, donde crecen viñas de godello de baja producción. Cepas que extraen la mineralidad de los suelos y la reflejan en este vino tras un periodo de crianza en botella. La Revelía fermenta en inox y realiza crianza sobre lías de 8 meses en barricas de roble francés.
A la vista muestra un color más brillante y con tonos dorados. En nariz percibimos más complejidad y elegancia: aromas de fruta de hueso (melocotón), cítricos, flores secas y notas de madera muy bien integrada, siempre debajo de la fruta. En boca estamos ante un blanco untuoso, equilibrado, largo, noble, maduro, y con mucha vida por delante. “En la boca no buscamos demasiada densidad, sino que sea un vino redondo, agradable y con nervio, con la acidez y la untuosisdad de las lías en equilibrio”, comentó José Moro. En definitiva, La Revelía es un vino de peso, pero ágil y armónico. Su etiqueta tiene colores más intensos y terrosos. “Para mí, La Revelía es Picasso”, declaró Zapata.
Y alzando la copa y proclamando “del Bierzo al mundo”, José Moro concluyó una cata en la que saboreamos el arte de unos vinos síntesis de la pasión de la familia Moro y la magia del Bierzo.