Si estás leyendo esto, es obvio que el vino y su cultura te suscitan curiosidad. Afortunadamente, este interés por la bebida de Baco se ha popularizado y difundido en los últimos años. Como reflejo, el «turismo enológico» experimenta su particular boom: miles de personas eligen actividades ligadas al conocimiento y disfrute del vino en su tiempo de ocio. Las bodegas recogen el guante, y además de todo el abanico de propuestas que vienen ofreciendo (visitas guiadas, degustaciones…), algunas han visto conveniente contar con su propio hotel para alojar al “enoturista”.

Estos hoteles son el punto de partida perfecto para visitar las bodegas, al tiempo que ofrecen al enófilo una cocina exclusiva y un ambiente íntimo y silencioso para desconectar del ruido e impregnarse del espíritu del vino, ahí donde nace, donde se elabora, entre viñedos y barricas.

Enumeramos a continuación cuatro ejemplos de bodegas con hotel en nuestro país. Echa un ojo a La Guía del Socio y disfruta de sus propuestas en condiciones especiales por ser socio de Vinoselección.

En la preciosa villa medieval de Laguardia (Rioja Alavesa) se encuentra Bodegas Palacio y su Hotel Restaurante Cosme Palacio. Un acogedor hotel que ocupa la antigua sede de la bodega, un edificio de la segunda mitad del siglo XIX en piedra de sillería y mampostería, galardonado con el Premio «Best of» Turismo Vitivinícola en la categoría de alojamiento por la red Mundial de Grandes Ciudades y Grandes Viñedos (Great Wine Capitals).

En la vecina Navarra, en Volandin, a 3 km de Ablitas, se erige la Bodega Hotel-Château Pago de Cirsus (5 estrellas) y su imponente torre de piedra, coronada por una terraza. Ofrece doce lujosas habitaciones decoradas al estilo clásico en un paraje próximo a las Bárdenas Reales, y una magnífica cocina a cargo de Javier Luariz-Ayerdi, discípulo de Arzak.

En el corazón de Ribera del Duero, al pie del Castillo de Peñafiel -icono de la ciudad y sede del Museo del Vino- abre sus puertas el Hotel Pesquera (4 estrellas), puesto en marcha por el genial Alejandro Fernández en las cercanías de sus bodegas ribereñas del Grupo Pesquera. El hotel ‘boutique' ocupa una antigua fábrica harinera de comienzos del siglo XX, y cuenta con 36 habitaciones que combinan elegancia, austeridad y modernidad, además de spa y un restaurante que reinterpreta en clave actual las recetas tradicionales de la zona.

Y en la misma denominación, el Grupo Matarromera regenta el Hotel Rural Emina,  levantado en un enclave mítico: en Valbuena de Duero, en el llamado ‘triángulo de oro de la Ribera del Duero', donde se gestan algunos de los mejores vinos del país, como los Vega Sicilia. El Hotel consta de dos edificios, uno para amantes de la tradición (a imagen de una casa castellana del siglo XVIII) y otro para los que prefieren innovación y modernidad. Emina conforma uno de los complejos enoturísticos más visitados del país. La bodega alberga un Museo del Vino y el Jardín de las Variedades, con decenas de tipos de uvas procedentes de todo el mundo. Y a poca distancia, el restaurante La Espadaña de San Bernardo, y otras bodegas del grupo: Matarromera y Rento.