Cómo disfrutar del vino cuando llega el calor: los maridajes más frescos, con Jesús Flores
Estamos de nuevo a las puertas de otro período estival. Si bien los meses de calor estimulan el consumo de vinos más frescos y ligeros, el desenfado que preside el estío no implica renunciar a buenos vinos. “Los tintos que han pasado largo tiempo en botella, con una prolongada estancia en roble, o aquellos de elevado grado alcohólico, es conveniente consumirlos en épocas más frías y favorables. Pero entre los blancos, espumosos, rosados y tintos jóvenes pueden encontrarse verdaderas maravillas a precios muy asequibles”, señala nuestro amigo Jesús Flores, director del Aula del Vino, miembro del panel de cata de la revista Sobremesa y consultor en enología y gastronomía, galardonado con el Premio Nacional de Gastronomía.
Vamos a ver cómo entiende el vino en verano y cuáles son sus armonías plato-vino favoritas para esta época del año. “Pero tened en cuenta que la asociación de plato y vino es muy subjetiva y que cada comensal debe buscar el vino que más potencie al plato que va a tomar”, puntualiza Jesús Flores.
Sopas frías
Una buena opción en el caso de los gazpachos y salmorejos es acompañarlos con una manzanilla de Sanlúcar de Barrameda.
Carnes
Es época de practicar comidas informales al aire libre: nada mejor que parrilladas de carne como el pollo en general, cerdo ibérico, las chuletillas de cordero, piezas de ternera, salchichas… Con las parrilladas de pollo es el momento de compartir vinos tintos de no mucha crianza en madera y poca estancia en la botella. Los tintos ligeros y los rosados clásicos, son insustituibles a la hora de enfrentarlos con estos tipos de carnes.
Pescados
Es importante tener en cuenta que el vino no debe sobresalir demasiado sobre las diferentes preparaciones de los distintos pescados y mariscos. Con los pescados cocinados a la plancha o la parrilla, por el sabor pronunciado que le transmite el carbón vegetal, nada mejor que un fresco y vibrante tinto de maceración carbónica. Haz la prueba con unas simples y deliciosas sardinas “en espeto”.
Los pescados blancos y finos que no lleven salsas consistentes y que estén simplemente cocinados a la parrilla piden la compañía de vinos ligeros y espumosos. Si este tipo de pescados están elaborados con salsas de diferentes consistencias, buscaremos vinos que acompañen a las salsas.
Los dátiles de mar, mejillones, almejas y navajas requieren vinos blancos ligeros. Las gambas rojas, por su sabor pronunciado, pueden ser acompañadas de vinos tintos jóvenes de maceración carbónica, por ejemplo.
El mero y pescados de texturas parecidas buscan la alianza de tintos de no mucha estructura. Hay elaboraciones de langostas y bogavantes, por ejemplo en caldereta, que requieren tintos de no mucha enjundia. Los erizos de mar, por su sabor pronunciado a yodo, son perfectamente acompañados por vinos como los albariños. Los calamares en su tinta pueden tomarse, por ejemplo, con un buen txakoli. Los langostinos y las cigalas pueden ser acompañados con los finos jerezanos o con un buen espumoso. La sepia a la plancha requiere un blanco seco como un verdejo de Rueda o cualquier vino de características parecidas.
Los mariscos, pescados fritos y pescados en salsa podían ir acompañados de rosados secos o tintos jóvenes. Los cavas en general y los espumosos siempre son buenos compañeros de los frutos del mar Mediterráneo.