Propietario y enólogo de Bodegas Vizcarra, pertenece a la tercera generación de una saga de viticultores pioneros en la Ribera del Duero. Desde 1991 Juan Carlos Vizcarra dirige esta pequeña bodega familiar que hoy compite en la alta gama. Inquirido sobre la clave de su éxito, lo tiene claro: “No hay éxito que valga, es la recompensa al trabajo y una dedicación diaria que después de 26 años ha logrado distinguirnos. Tras Bodegas Vizcarra hay una familia de viticultores arraigados a la zona que nunca hemos dejado de elaborar. Mis antepasados, en los antiguos lagares; y yo, primero en un garaje y actualmente en las nuevas instalaciones, donde todo el proceso se realiza por gravedad, elaborando vinos de una forma honesta”.

Lo cierto es que la calidad de sus vinos ha ido a más con el paso de los años. Énfasis en el viñedo propio (del que se autoabastece), producciones ajustadas, viticultura tradicional y un trabajo en campo perfeccionista son las bases de su filosofía. Así consigue vinos con personalidad, respetuosos con la fruta, elegantes y concentrados, ensalzados por los críticos más influyentes, como el norteamericano Robert Parker.

VS. ¿Cuál es el valor añadido de contar con viñedo propio?

La garantía de ofrecer a nuestros clientes un producto controlado al 100% nos permite llevar la trazabilidad y asegurarnos de que todos los procesos (poda, laboreo, tratamientos, fecha de vendimia, etc.) son los convenientes para conseguir un gran vino. Y por otro lado, nunca se puede elaborar un gran vino si lo que es imprescindible -es decir, la uva- no lo tenemos asegurado y no es de nuestra propiedad.

VS. Hablando de grandes vinos, ¿qué características deben tener?

Un gran vino tiene que ser potente y concentrado, pero a su vez honesto y delicado; que te haga vibrar y te transmita, nada más catarlo, el potencial de envejecimiento que va a tener o que ha tenido.

VS. ¿Partidario de los vinos de ensamblaje o de los vinos de finca?

La verdad es que al ser una bodega tan pequeña y una viticultura de minifundio me debo a todo. Por un lado, elaboramos vinos de finca como TORRALVO y CELIA. Sin embargo, INÉS se elabora con uvas de dos fincas, y Vizcarra (6 meses y 15 meses) con frutos de varias fincas.

Cuando la finca por sí sola nos va a transmitir algo especial y tiene alma suficiente, se trabaja por solitario. Y cuando los vinos son de mayor volumen nos vemos obligados a trabajar diferentes fincas y adaptarlas para poder conseguir unos vinos con una buena relación calidad-precio. El trabajar diferentes zonas y pequeñas parcelas también nos ayuda a tener multitud de posibilidades enológicamente hablando.

VS. Además de tinto fino (tempranillo), en algunos de sus vinos intervienen otras uvas como la garnacha y la merlot, ¿qué aportan estas variedades?

En nuestros vinos más especiales decidí dar una vuelta al tinto fino en el sentido más complejo, elegante y delicado. En CELIA, con un pequeño porcentaje de garnacha se consiguió un perfil más floral, fresco y auténtico. En INÉS, la merlot aporta una mayor complejidad frutal y mineral, lo que unido a un buen Ph, hace que sea también un vino muy fresco.

VS. Por último, hablemos de crianza. ¿Cómo deciden el empleo de barricas francesas o americanas en sus vinos?

Ha sido una labor de años. Los robles y las tonelerías están ya bastantes definidos, aunque continuamente estamos investigando: todos los años realizamos pruebas con diferentes tonelerías, tipos de tostados y volúmenes, ¡nunca hay que relajarse!