Cómo quitar manchas de vino
Si quieres saber cómo quitar manchas de vino, aquí te explicamos lo que debes hacer. Hay infinidad de métodos, aunque no todos son eficaces al cien por cien.
Como buenos amantes del vino, en más de una ocasión hemos sufrido la temida salpicadura en la camisa o el goterón en el mantel, recurriendo a un truco casero encontrado en Internet que no siempre ha surtido efecto, ¿verdad?
Hoy hacemos un recorrido por las técnicas más populares para quitar manchas de vino tinto —o rosado—, puesto que el blanco no tiñe los tejidos ni nuestro esmalte dental. Te mostramos en qué consisten y su grado de fiabilidad.
Utilices la que utilices, hay un consejo que te servirá para todas: actúa lo más rápido posible. Hay que intentar atacar la mancha sin demora, puesto que cuanto más tiempo transcurra más se fijará el color del vino al tejido y más difícil será eliminarla.
1. Vino blanco
No es una leyenda urbana: el vino tinto sale con vino blanco. Para quitar la mancha, empapa bien en vino blanco un trapo y aplícalo con pequeños toques sobre la zona afectada, sin frotar. Deja unos minutos y luego lava la prenda normalmente.
Si esto te sucede en una cata (¡sabemos de lo que hablamos!), sin una lavadora a la que recurrir, siempre podrás lavar esa parte del tejido en el cuarto de baño más cercano con agua y jabón.
Esta argucia sirve también si salta vino tinto a la pared. Aplica el vino blanco y después aclara dando golpecitos con un trapo limpio mojado en agua.
Cuando te valgas de este procedimiento, acuérdate de emplear siempre un paño blanco, no sea que al mojarlo transfieras su color al de la prenda o pared dañada.
2. Sal
Sentimos darte una mala noticia, pero por mucho que hayas leído sobre este truco, la sal no quita las manchas de vino. La realidad es que no las elimina, pero absorbe la humedad impidiendo que se extiendan. Utilízala para frenar el avance del desastre y recurre enseguida a otro método.
3. Leche muy caliente
Seguro que cuando eras estudiante quitaste alguna mancha de tinta con leche caliente. Pues debes saber que también sirve para el vino. Calienta bien la leche sin que llegue a hervir y sumerge la zona afectada. Deja que pase una hora aproximadamente, hasta que veas que la mancha esté muy difuminada y lava con normalidad, mejor a máquina.
4. Agua oxigenada y bicarbonato
Si el percance sucede en un bar o restaurante, no será fácil contar con bicarbonato y agua oxigenada. En cambio, son productos habituales en cualquier casa. El remedio doméstico consiste en mezclar tres partes de bicarbonato por una de agua oxigenada, formando una pasta que deberás extender sobre las manchas. Déjala varias horas y lava después normalmente.
5. Agua oxigenada y amoníaco
Este método es bastante agresivo, por lo que no te aconsejamos utilizarlo en tejidos delicados, pero funciona. Combina en un balde una parte de agua oxigenada con cinco de agua del grifo y cuatro de amoniaco. Sumerge la prenda y espera cuatro o cinco horas. Aclara bien antes de lavar.
6. Agua oxigenada y detergente líquido
Mezcla detergente líquido y agua oxigenada a partes iguales. Pon este mejunje sobre la zona manchada, déjalo unos minutos y lava con normalidad. Es bastante eficaz, aunque a veces queda un pequeño cerco que no llega a desaparecer del todo.
Como en los dos trucos anteriores, la presencia del agua oxigenada puede desteñir los tejidos, por lo que sólo es recomendable para prendas blancas o de colores muy claros.
6.- Vinagre blanco y detergente
El vinagre blanco actúa de modo similar al vino blanco, neutralizando los pigmentos rojos del tinto. Empapa con él la mancha. A continuación, introduce un cepillo de cerdas suaves o un trapo en un cuenco con detergente y ve restregando toda la mancha desde el centro hacia afuera. Lava después.
7. Agua
Si no tienes vino blanco, leche ni ningún otro producto a mano, recurre al agua hirviendo. Cuando llegue al punto de ebullición, apaga el fuego y mete dentro del recipiente la prenda unos minutos. Procede luego al lavado normal.
8. Percarbonato, eficaz y barato
El percarbonato de sodio es un poderoso blanqueador de venta “en tu supermercado habitual”. El precio de una bolsa de este producto ronda los dos euros y es muy útil para quitar manchas de vino tinto, entre otras.
Cuando se disuelve en agua, se disocia en carbonato y peróxido de hidrógeno (agua oxigenada), una combinación perfecta para blanquear el tejido.
Coloca el percarbonato en un bol y añade un poco de agua para formar una pasta. Aplícala sobre la mancha de vino, deja actuar media hora y lava después. Te preguntarás cómo no habías oído hablar antes de este milagro, créenos.
9.- El truco del tintorero para ropa blanca: peróxido de sodio
El peróxido de sodio se vende en las droguerías y se utiliza en las tintorerías profesionales. Pero tú también puedes aprovecharte de su potencial quitamanchas en casa.
En un barreño, pon dos litros de agua del grifo muy caliente, a unos 40 grados. Añade tres cucharadas de peróxido de sodio y dos de detergente en polvo. Para debilitar la mancha, frótala con un cepillo de cerdas suaves empapado en esta solución y, después, sumerge en el balde la prenda. Espera media hora, aclara bien con agua tibia o fría y seca la prenda sin que le dé el sol para que no amarillee.
El sistema es muy eficaz y no hace falta lavar la prenda tras su aplicación, pero no sirve para fibras naturales como seda o lana ni para prendas de color.
10. Para los tejidos de color, desengrasante
Como hemos indicado, casi todos los métodos que implican el uso de agua oxigenada o agentes blanqueadores son inapropiados para telas teñidas. El color del tejido podría desparecer junto con la mancha o, dicho coloquialmente, el remedio podría ser peor que la enfermedad.
En estos casos, pulveriza un desengrasante, mejor el más conocido del mercado que una marca blanca, sobre la mancha. Deja que actúe un par de minutos y mete la prenda en la lavadora. Funciona. Y muy bien.
Como reza el famoso eslogan, “wine in moderation”… y con mucho cuidado para no mancharte. Pero, si es así, ahora ya dispones de herramientas suficientes para hacer desaparecer los restos del vino tinto en los tejidos e, incluso, en tu pared. ¡Que nada te impida disfrutar de una buena copa de nuestra bebida favorita!