Queso de cabra Montenebro
Queserías del Tiétar elabora uno de los quesos más conocidos y reconocidos del mundo, por la buena aceptación de todos los amantes del queso y por las menciones obtenidas en certámenes nacionales e internacionales. El queso de cabra Montenebro está entre los más grandes, con diversas medallas de oro y de plata en los World Cheese Awards. Un queso que se produce en cantidades muy limitadas de forma absolutamente artesanal.
REF. QU77
Zona de origen: La Adrada (Ávila)
Presentación: Medio queso de 750 g aproximadamente
Productor: Queserías del Tiétar
Descripción
Queserías del Tiétar elabora uno de los quesos más conocidos y reconocidos del mundo, por la buena aceptación de todos los amantes del queso y por las menciones obtenidas en certámenes nacionales e internacionales. El queso de cabra Montenebro está entre los más grandes, con diversas medallas de oro y de plata en los World Cheese Awards. Un queso que se produce en cantidades muy limitadas de forma absolutamente artesanal.
1/2 pieza de 750 g aprox.
19,45 €
Notas de cata
Destaca su olor a setas, leve vestigio de acidez (por el tipo de coagulación) semejante al yogur. Algo picante en nariz, por vía retronasal se aprecian toques herbáceos (hierba fresca y heno) y de frutos (avellana cruda). Su textura es cremosa, adherente y fundente. Se desmenuza fácilmente.
Su sabor es ligeramente ácido y poco salado. Tiene un paso largo en boca, suave al principio, que se va intensificando para acabar con un retrogusto exquisito. La evolución del queso continúa de 30 a 40 días después de su maduración en cámaras y adquiere aromas y sabores más intensos y complejos (conservado en frigorífico y con alta humedad). El sabor se va potenciando con el tiempo.
Notas de cata
Destaca su olor a setas, leve vestigio de acidez (por el tipo de coagulación) semejante al yogur. Algo picante en nariz, por vía retronasal se aprecian toques herbáceos (hierba fresca y heno) y de frutos (avellana cruda). Su textura es cremosa, adherente y fundente. Se desmenuza fácilmente.
Su sabor es ligeramente ácido y poco salado. Tiene un paso largo en boca, suave al principio, que se va intensificando para acabar con un retrogusto exquisito. La evolución del queso continúa de 30 a 40 días después de su maduración en cámaras y adquiere aromas y sabores más intensos y complejos (conservado en frigorífico y con alta humedad). El sabor se va potenciando con el tiempo.