Que en el imaginario colectivo Jumilla haya dejado de asociarse a graneles y vinos “peleones” para vincularse a vinos de alto nivel cualitativo tiene mucho que ver con el buen trabajo desarrollado por Miguel Gil. Más aún, de manos de Miguel Gil –y su hermano y socio Ángel- Jumilla ha ascendido a lo más alto del escalafón internacional con tintos como El Nido.

Miguel Gil es la cabeza visible de la cuarta generación de una estirpe de apasionados viticultores y elaboradores. Desde que su bisabuelo Juan Gil Jiménez fundara la bodega familiar (Bodega Juan Gil) en el centro de Jumilla han pasado exactamente 100 años. Su infancia está llena de recuerdos entre barricas e hileras de viñedos, sin embargo, en la edad adulta optó por estudiar la carrera de aeronáutica, su otra pasión. Pero no tardaría en sentir la llamada de la tierra: tras un periplo por otras bodegas jumillanas, como Luzón, en 2001 se hizo cargo del relanzamiento y modernización de la bodega familiar Juan Gil y fundó la bodega El Nido. Tan bien lo hizo que entre los años 2002 y 2005 consiguió triplicar la facturación y penetrar con éxito en Estados Unidos, el mercado de consumidores más importante del mundo: en 2004 ya se vendían en Estados Unidos más de 75.000 botellas del vino Juan Gil 12 Meses 2002.

Miguel Gil sabía que era necesario salir a conquistar el mercado exterior, ya que en nuestro país el panorama era complicado: Jumilla no había encontrado su sitio y era muy raro encontrar un tinto de monastrell (uva de mayor arraigo en la zona) en la carta de un restaurante. Y lo hizo a lo grande: sus vinos El Nido y Clio rompieron esquemas, vinos de excepcional calidad y precio elevado que el mercado norteamericano recibió con los brazos abiertos; más después de que Robert Parker, el crítico más influyente de la historia, otorgara 99 puntos a El Nido 2004. De este modo, El Nido pasaba a formar parte del ‘top ten' de los mejores vinos de España, todo un hito para un vino de Jumilla.

Tras la bodega El Nido, el grupo Juan Gil Bodegas Familiares comenzó a crecer con fuerza saltando a otras denominaciones de origen y apostando siempre por las uvas autóctonas: en 2004 los Gil fundaron Can Blau en la D.O. montsant; después Ateca (D.O. Calatayud) en 2005; en 2007 aparece Atalaya en la D.O. Almansa; en 2008 Tridente en Zamora y Shaya en la D.O. Rueda; Lagar da Condesa (D.O. Rías Baixas) en 2013; y Morca (D.O. Campo de Borja) en 2014.

“Rueda es la zona vitivinícola española con mayor potencial de crecimiento en el mercado global”, comenta Miguel Gil. En cuanto a la D.O. Jumilla, le augura un futuro prometedor: “A Jumilla le falta asentarse, aunque ya tiene un nombre respetado. Por fin ha superado la animadversión de los ochenta, cuando Jumilla tenía la imagen de vinos cabezones y graneles. Nuestro crecimiento ha sido espectacular y la variedad monastrell se ha hecho valer”.

Replicando a los que han apuntado que el calentamiento global perjudicará la elaboración de vinos en el sur de España, afirma: “El calentamiento global es una realidad, afectará a las plantaciones y tenemos que readaptarnos. Pero ya hemos tenido momentos climáticos adversos a lo largo de la historia, y precisamente la monastrell es una de las variedades que mejor se ha aclimatado. Además, el calentamiento global afectará igual al norte que al sur de España, porque estamos en la misma área geográfica. En términos vinícolas, el sur está en un momento dulce, mucho mejor que hace diez años. Soy optimista y estoy convencido de que los seres humanos pondremos remedio con las actuaciones adecuadas”.

Para terminar, no nos resistimos a preguntarle cómo es trabajar con la familia. “Precisamente por ser una empresa familiar, el trabajo no se para, todos estamos muy involucrados. Esta implicación nos permite convivir en mejores condiciones. Somos una familia unida y socios. Es una bendición del cielo, que otra cosa puedo decir”.

Vinos de Juan Gil Bodegas Familiares en Vinoselección

Blau 2014
Shaya Verdejo Blanco 2013
Atteca 2014
Mas de Can Blau 2011
El Nido 2011
El Nido 2009