El vino biodinámico cabalga, para muchos, a lomos de la excentricidad. Es el vino natural llevado al extremo, elaborado de un modo que en ocasiones nos hace dudar de la cordura de sus hacedores. Si te inquieta este nicho vinícola y quieres saber más sobre los vinos biodinámicos y su significado, sigue leyendo.

Diferencias entre vino biodinámico, orgánico, natural…

Vino biodinámico, vino ecológico, vino natural, orgánico, biológico… Estos términos y algunos otros similares inundan hoy en día el vocabulario enológico. Para evitar poner cara de póker cada vez que oímos mencionar alguno de ellos, lo mejor es conocer las diferencias.

Los adjetivos biológico, ecológico y orgánico son sinónimos, y se refieren a vinos elaborados respetando el medio ambiente. Dentro de estos, si además de cultivar en ecológico no se interviene añadiendo sulfitos, no se filtra, no se clarifica ni se corrige la acidez; es decir, si se deja al vino evolucionar por sí mismo, tendremos un vino natural. Finalmente, si para producir este vino natural se han tenido en consideración todos los procesos dinámicos que afectan a la vid como ser vivo; esto es, los ciclos de la luna, el sol y los planetas, tendremos un vino biodinámico. 

La biodinámica, ¿realidad o brujería?

La biodinámica es una forma holística de entender la agricultura. Se trata de concebir la naturaleza como un todo, como un conjunto de elementos conectados que interactúan entre sí. Puede sonar supersticioso e incluso recordarte el argumento de Avatar, pero no es tan descabellado. Todos sabemos que los astros, y en especial la luna, ejercen influjo sobre la vida en la tierra, alterando las mareas, los ciclos reproductivos y hasta nuestro estado de ánimo. Las fases lunares influyen en especial sobre los líquidos, y las plantas están compuestas en un porcentaje muy alto por agua. Así que está más cerca de la ciencia que de las meigas afirmar que el movimiento de la luna actúa sobre el flujo de la savia.

Los viticultores biodinámicos aprovechan este conocimiento para ejecutar en el momento más adecuado las labores de siembra, poda y cosecha y obtener así un mejor resultado. Asimismo, el entender que las viñas, el suelo, los animales y las personas formamos parte de un todo universal se convierte en una verdadera filosofía que los impele a respetar a todos los seres vivos y a no utilizar pesticidas ni ningún elemento químico que pueda agredir a alguno de ellos. De hecho, en este tipo de viñedo se deja crecer la flora presente en el terreno, que evita su erosión e interactúa con los aromas de la uva, y también se preserva la fauna autóctona.

Aunque suene cabalístico, seguir un calendario biodinámico en el que están fijados los momentos óptimos para cada tarea agrícola en función de los movimientos de los astros, parece que eleva la calidad del vino resultante. Lo que también es cierto es que algunas de las prácticas habituales en este tipo de viticultura rayan lo estrafalario. Por ejemplo, no es raro escuchar a productores de vinos biodinámicos contar que han enterrado en el cultivo un cuerno de vaca relleno de estiércol, una piedra de cuarzo o hierbas medicinales molidas. La razón de ser de estos procedimientos es aportar al suelo sustancias naturales que lo enriquezcan. Posiblemente esta manera de ayudar a la vid, sin emplear pesticidas y siguiendo el calendario lunar, sea la forma más lógica de que el fruto final exprese toda la personalidad del terroir del que procede.

Mejores vinos biodinámicos en España

Los vinos biodinámicos, pues, son producto de este tipo de agricultura respetuosa con el entorno. En España, el sello más reputado para vinos biodinámicos es la certificación Demeter.  Bajo su marchamo se elaboran algunos de nuestros mejores vinos, como todos los magníficos cavas de bodegas Recaredo, y otras muchas referencias excelentes como éstas:

Vinos biodinámicos tintos:

Vinos biodinámicos rosados:

Vinos biodinámicos blancos:

En definitiva, el vino biodinámico es también un vino ecológico y orgánico, pero podemos decir que su metodología de elaboración es más compleja.