¿Qué uvas se utilizan en el champagne?
La norma en la región de Champagne es clara, sólo se pueden utilizar tres tipos de uva para hacer champagne: la blanca chardonnay y las tintas pinot noir y pinot meunier. Son las únicas uvas del champagne, y su combinación más habitual es la de chardonnay con pinot noir.
Tipología según las uvas del chapmagne
Luego están los catalogados como Blanc de Blancs, que son los champagnes que sólo se diseñan con chardonnay; y los Blanc de Noirs, que solo se elaboran con tintas.
Eso sí, su color es siempre blanco, a excepción de los rosé (rosados, para los que maceran los hollejos de las uvas en el vino, o se añade tinto al espumoso). El color es blanco porque las uvas tintas del champagne se vinifican como si fueran blancas, es decir, sin macerar líquidos con hollejos (recordemos que son los hollejos los que contienen las sustancias que dan color al vino).
En términos generales, las uvas del champagne producen vinos en los que predomina la acidez a causa del clima frío y lluvioso que caracteriza a la región francesa, por lo que para obtener grado es necesario añadir azúcar (lo que se conoce como “chaptalizar”). Es el motivo por el que gran parte de estos espumosos sean brut.
Tipos de champagne según azúcar y añada (o no)
Además de identificar el champagne por las uvas que lo componen, también dependiendo de la cantidad de azúcar añadida, el champagne resultante puede ser un brut nature (menos de 3 gramos/litro); extra brut (menos de 6 gr.); brut (menos de 15 gr.); extra sec (de 12 a 20 gr.); sec (17 a 35 gr.); demi sec (33 a 50 gr.), o dulce (más de 50 gr. de azúcar añadido).
La mayor parte de los champagnes proceden de la mezcla de vinos de distintas cosechas de uvas, motivo por el que no llevan añada en la etiqueta. Por eso, cuando en la botella incluyen el término “millésime” o “vintage” quiere decir que ese espumoso está elaborado sólo con uvas del año que acompaña a dichos términos (esto es, champagnes de añada). Lo que da a entender que son champagnes de uvas seleccionadas por la calidad de esa cosecha y por esta razón embotellada en solitario. Es decir, elaboraciones que no salen anualmente porque están condicionadas por cómo hayan sido las uvas del año.
En un escalón superior están los etiquetados como “Cuvée Prestige”. Este apelativo significa que las uvas de estos champagnes proceden de las mejores parcelas de cada casa, y se caracterizan por realizar largas crianzas.
Elaboración del champagne: sólo en Champagne
El champagne es originario de la región francesa a la que debe su nombre, Champagne, y el único lugar donde se puede llamar champagne. Una zona que tiene en la localidad de Reims –cercana a París– como centro neurálgico pues son muchas las reconocidas maisons de champagne que tienen su sede principal en esta ciudad.
Este atractivo vino espumoso se elabora siguiendo el método champenoise, esto es, después de una primera fermentación de las uvas y embotellado se produce una segunda fermentación en la botella, provocada por la adición de levaduras y azúcar, y a la que se deben las burbujas. Durante este proceso se generan unos sedimentos que se eliminarán colocando las botellas hacia abajo y girándolas poco a poco un par de veces al día. Cuando esos sedimentos quedan acumulados en el cuello del tapón, la botella se congela, se descorcha y salen expulsados. El líquido perdido se compensa con licor de expedición, generalmente vinos, y es cuando se pone el tapón definitivo.
Ah, también importante: todos los champagnes tienen que tener una crianza mínima de doce meses desde que se embotella hasta el degüelle.
A partir de aquí, los hay infinitos, para gustos, momentos y presupuestos.