La percepción sensorial del alcohol en el vino
Indagamos en una sustancia ‘sustancial’ del vino: el alcohol. El tipo de alcohol que se encuentra en los vinos es el etílico o etanol. Las etiquetas nos informan sobre el grado alcohólico, por ejemplo, si en la etiqueta figura que el vino tiene 14º, significa que un 14% de su volumen es alcohol. Pero, ¿cómo sé si un vino tiene mucho alcohol sin mirar la etiqueta? ¿Qué pistas nos da la apariencia del vino, sus aromas, sabores y textura? Aquí te lo contamos.
Clima cálido, mayor graduación
El alcohol se produce de forma natural durante la fermentación de la uva. Durante este proceso, la acción de las levaduras transforma los azúcares del mosto en alcohol. Así, el nivel de alcohol de un vino está directamente relacionado con el nivel de azúcar de la uva. De este modo se entiende por qué los vinos de zonas frías, donde las uvas maduran poco, suelen tener menor graduación alcohólica.
Al margen de esto, tened en cuenta que existen algunos tipos de vinos que tienen una graduación más elevada porque se les añade alcohol. A esta práctica se le denomina ‘encabezado’. Un vino encabezado, como los de Jerez o los Oportos, pueden tener una graduación de 22% vol.
Integrado no es un defecto
Lo que hay que tener claro es que una graduación alcohólica elevada no es un defecto.
El quid de la cuestión es que el alcohol esté bien integrado, es decir, equilibrado con los otros componentes: con la acidez y la estructura (taninos).
Si el alcohol está integrado, fantástico. Ningún problema, aunque la graduación del vino sea alta. Estaremos ante un vino agradable, con notas golosas, de fruta madura, untuoso y que deja en el paladar una sensación térmica de calidez. Sería lo contrario a un vino de perfil atlántico.
Si pasamos al caso contrario, un vino que no tiene el alcohol integrado, la sensación térmica ya será ardiente o licorosa, parecida a la que sentimos si tomamos un destilado solo: con un dulzor excesivo, incluso picante. Y sería un defecto.
El grado y la sensación alcohólica, dos asuntos diferentes
Es importante tener claro que el hecho de un vino tenga una grado alcohólico elevado no supone que tenga que producirnos una sensación alcohólica. La graduación y la sensación alcohólica son dos asuntos distintos, pues, como decíamos, la perfección del alcohol depende de si está integrado o no.
Es decir, si tiene una graduación elevada pero también tiene buen nivel de acidez y buena estructura (taninos), no podemos hablar de un vino alcohólico. Hoy en día hay muchos vinos con un porcentaje de alcohol alto, como serían los 15%vol, y que, sin embargo, no ofrecen sensación alcohólica. Ni mucho menos son vinos defectuosos. Nos regalan una agradable calidez si mantienen los balances entre la acidez, el cuerpo y el alcohol. El equilibro entre estos componentes hace que el alcohol no se note, no destaque.
Pistas por su apariencia y aromas
Sin necesidad de catar el vino, solamente observando su apariencia, podemos tener pistas sobre su contenido en alcohol. Se levanta la copa a la altura de los ojos, y se imprime a la copa un movimiento lento de rotación de modo que el vino ascienda por las paredes de la copa. En las paredes quedará un velo de líquido que formará “lágrimas”: son necesarias para evaluar la estructura del vino y su consistencia o fluidez, además de su contenido alcohólico. Si las lágrimas caen lentamente, estamos ante un vino con alta graduación alcohólica: cuanto más untuoso, mayor graduación.
En nariz, un vino ‘alcohólico’ despliega aromas que recuerdan al aguardiente.
En cualquier caso, a la hora de valorar los aromas de un vino es importantísimo tener en cuenta la temperatura de servicio. Si servimos el vino a una temperatura más alta de la adecuada, se acentúan los aromas alcohólicos y el resto de aromas queda enmascarado. Y eso también sucede con los sabores. Por tanto, para apreciar las cualidades de un vino tal y como son, y que no se desvirtúen, se debe servir a la temperatura adecuada.
Como conclusión, recordar que los grados del vino y la sensación alcohólica son dos cuestiones distintas. Puede tener 15% vol y no ser un vino alcohólico. Depende de si el alcohol está integrado y tiene equilibro entre estructura-acidez-alcohol. Si el vino nos brinda una sensación cálida, está en la frontera de lo admisible; si la sensación pasa a ser ardiente, entramos en el terreno de los defectos.