“Los blancos riojanos continuarán creciendo, pero no creo que desbanquen a los tintos”  

Habla con viveza y transmite coherencia y pasión por lo que hace. Nacida en Ezcaray, Mayte Calvo de la Banda se licenció en Química y Enología por la Universidad de Rioja y en 2002 arrancó su trayectoria en el mundo del vino. Desde 2019 lleva las riendas enológicas de Bodegas Bilbaínas, ‘peso pesado’ del Barrio de la Estación de Haro. Una gran responsabilidad la de cincelar vinos con tanta historia como Viña Pomal, un clásico centenario de Rioja, o el más reciente tinto “alta expresión” La Vicalanda.  

En junio, La Vicalanda Viñas Viejas 2019 es nuestra Selección Privada. Así que aprovechamos para citarnos con ella y preguntarle acerca de sus vinos y otros temas de la escena actual.  

 
VS. La bodega ha sabido diferenciar muy bien su tipología de vinos. Por un lado, Viña Pomal representa la borgoña riojana, el clasicismo y la finura; y por otro lado, La Vicalanda, en la línea bordelesa, un tinto más moderno, más frutal y estructurado. ¿Está de acuerdo con esta definición? 

Totalmente. Son dos familias diferentes. La primera familia de vinos de Bodegas Bilbaínas fue Viña Pomal, que se estrenó en 1908, y ya entonces figuraba en la etiqueta el apellido ‘Cepa Borgoña’, por eso se eligió el formato de la botella borgoñona. Era un vino que seguía el concepto borgoñón de reflejar el viñedo.  

En la década de 1990, para romper ese clasicismo, se lanza La Vicalanda, con un estilo totalmente diferente. La Vicalanda sale con botella bordelesa, y con esta etiqueta se busca otra versión del rioja, más moderno y más expresivo, y se empezó a usar roble francés. Aparece en la época de los noventa, en pleno ‘boom’ de los llamados ‘vinos de autor’ y de ‘alta expresión’. 

 
VS. Con este añada 2019 La Vicalanda sale por primera vez sin la categoría de Reserva y con la mención ‘Viñas Viejas’, ¿a qué se deben estos cambios? 

La Vicalanda nace en los años 90 con dos categorías: Reserva y Gran Reserva, ambos elaborados con tempranillo de viñas viejas. Ahora el Reserva no lo comercializamos como tal. Vimos que el concepto Reserva no era demandado. El consumidor está pidiendo vinos más expresivos y más terruño. Así que lo dotamos de un nuevo aire de modernidad y sale con el apellido ‘Viñas Viejas’. Con La Vicalanda siempre buscamos estar a la vanguardia, romper los estándares del clasicismo. La mención ‘Viñas Viejas’ está aprobada por el Consejo Regulador, no es marketing, y se aplica a vinos elaborados con viñas plantadas antes de 1980. Nosotros lo elaboramos con viñas viejas de la Rioja Alta. Y seguimos empleando roble francés para la crianza, pero usamos formatos más grandes, bocoyes de 500 litros, para que no predominen los tostados del roble y ganen protagonismo las notas de fruta negra y de regaliz propias de  la uva tempranillo. Se trata de respetar más el carácter varietal y poner el acento en la expresión de las viñas viejas. 

Por su parte, La Vicalanda Gran Reserva sí lo mantenemos como tal. Es un vino con una producción pequeña, de unas 5000 botellas, que se elabora solo en las mejores añadas.  

 
VS. ¿Y qué otros cambios se han producido en la gama de vinos desde que usted está al cargo?  

El primer gran trabajo fue refrescar el estilo Viña Pomal para darle un toque más fresco y afrutado, aunque sigue siendo clásico. Este cambio se consolidó en septiembre de 2023, con el restyling de la imagen. 

En La Vicalanda, además de quitar la categoría Reserva, hemos añadido un vino blanco. La Vicalanda Blanco está elaborado con la uva tempranillo blanco, así completamos una familia de vinos que está elaborada solo con tempranillo.  

 
VS. Hablemos de blancos, ahora que avanzan tanto en Rioja. Además de La Vicalanda Blanco, elaboran Viña Pomal Blanco joven (ensamblaje de malvasía y viura), Viña Pomal Garnacha Blanca y Viña Pomal Maturana Blanca, ¿es así? 

Hace 20 años ya plantamos maturana blanca dentro de nuestra Viña Paceta. Ahora hemos ampliado ese viñedo y tenemos cinco hectáreas de esta uva. Nos parece una variedad fantástica para los vinos ‘premium’ y con envejecimiento. El primer blanco de maturana salió en 2013 dentro de la gama de ‘Vinos Singulares’, y lo seguimos elaborando. Tiene una tirada muy pequeña, de unas 1500 botellas, y nace de viñedos con rendimientos bajos, de 3000 kg/ha. 

Además de estos vinos, vamos a lanzar un nuevo blanco en las próximas semanas: Viña Pomal Blanco Reserva, que es un ensamblaje de viura, tempranillo blanco y garnacha blanca. Seleccionamos viuras viejas, y cada variedad se cría por separado 20 meses y un año más en tinas después del ‘coupage’ final. 

 
VS. La demanda de vinos blancos riojanos no para de crecer, ¿cree que acabarán desbancando a los tintos?  

Es cierto que el mercado está demandando vinos más frescos. No solo blancos, también rosados y espumosos. Es un escenario coyuntural debido a la situación climática. Tenemos seis o siete meses cálidos al año. En Rioja ya somos la segunda denominación con mayor cuota de mercado en blancos en España, detrás de Rueda. Nosotros nos hemos centrado en blancos gastronómicos.  

Los vinos blancos riojanos están todavía en la rampa de crecimiento, pero no creo que desbanquen a los tintos, que seguirán siendo predominantes. Aunque sí se percibe ese viraje hacia tintos de estilo más fresco y expresivo.  

 
 
VS. Bodegas Bilbaínas fue la primera bodega en conseguir la certificación de Viñedo Singular y en producir Vinos Singulares elaborados en dichas viñas…  
 
Sí. En 2019 lanzamos Viña Zaco 2017 con la mención de ‘Viñedo Singular’. Ahora también tenemos otro vino con esta categoría: Viña Vicuana. Nos parece una buena manera de reivindicar el origen de los viñedos. Sobre todo, ponemos en valor nuestro patrimonio vitícola, que es un tesoro. Ya en la década de 1920 nuestros vinos salían al mercado con el nombre del viñedo.  

 
VS. ¿Hay alguna viña que sea su favorita? 

Viña Vicuana es mi favorita. Está calificada como ‘Viñedo Singular’ desde 2023 y cuando saquemos esa añada al mercado, ya lucirá esa mención. Me parece el viñedo más bonito, más especial, con suelos arcillosos que mantienen muy bien la humedad y favorecen una maduración estupenda de las uvas tempranillo y graciano. De esta viña obtenemos vinos especialmente amables, elegantes y sedosos.  

 
VS. Al margen de los vinos que usted elabora, ¿por qué vinos tiene predilección?  

Me encantan los blancos de estilo borgoñón, envejecidos, elegantes, largos, frescos… Suele ser el tipo de vinos que saco a las visitas.   

 
VS. Y por último, ¿con qué logros se quedaría satisfecha una vez finalice su etapa en la bodega? 

Lo que más me ilusiona es que la gente me reconozca a través de los vinos, que sean capaces de notar mi mano.