Los vinos canarios son un exponente de la ingente riqueza de nuestras islas del Atlántico. Antes incluso que los vinos de Jerez, de Oporto o de Madeira, ya se exportaban a Inglaterra, donde estos “canary wines” eran el no va más de la sofisticación. Pero de esto hace unas cinco centurias. 

De aquel pasado glorioso se mantienen hoy algunas edificaciones aduaneras y un extraordinario patrimonio varietal que se salvó de la plaga de filoxera que devastó a Europa. Los viñedos de la península sucumbieron, pero el insecto no alcanzó las islas Canarias. 

Por desgracia, lo que no menguó la naturaleza lo hizo la intervención humana. Hacia finales del siglo XIX, los agricultores se volcaron en el cultivo de las plataneras, que fueron comiendo terreno a los viñedos hasta casi hacerlos desaparecer. Pero la cultura del vino no llegó a extinguirse y, gracias al tesón de los productores en las últimas décadas, los vinos canarios vuelven a ser un valor en alza. 

Hoy en día se elabora vino en todas las Islas Canarias. Las variedades autóctonas, los suelos volcánicos, el paisaje, el clima y las particulares formas de cultivo de cada isla generan múltiples perfiles. Los vinos canarios constituyen así un verdadero tesoro enológico bastante desconocido en el resto de España.  

Denominaciones de origen en las Islas Canarias 

Las distintas denominaciones de origen del archipiélago canario protegen la tipicidad y la calidad de sus vinos. Hay 10 en el total de las Islas Canarias, cinco de ellas en Tenerife (Abona, La Orotava, Tacoronte-Acentejo, Valle de Güímar e Ycoden-Daute-Isora) y una por isla en Gran Canaria, La Palma, Lanzarote, La Gomera y El Hierro. En cada una de estas denominaciones, el terruño, las uvas y las técnicas de vinificación tienen sus características propias. 

Además, existe una Denominación de Origen Protegida (D.O.P.) Islas Canarias, creada en 2011. Se trata de una agrupación de adscripción voluntaria que integra varias bodegas familiares de las siete islas principales para unir fuerzas de cara a la comercialización internacional de sus vinos.  

GRAN CANARIA 

La denominación de origen de Gran Canaria abarca toda la isla. Los diferentes microclimas y altitudes de la isla modifican el comportamiento de las uvas, que pueden producir vinos absolutamente distintos según dónde estén plantadas.  

LA PALMA 

La zona productora de la isla, que abarca toda su superficie, se divide en tres subzonas: Norte de La Palma, Hoyo de Mazo-Las Breñas y Fuencaliente-Las Manchas. Las laderas empinadas y los suelos volcánicos crean un entorno único para el cultivo de uvas, aunque es el esfuerzo heroico de los viticultores palmeros el que consigue hacer de este entorno hostil un paisaje productivo.  

En la subzona Norte es donde se elaboran los “Vinos de tea”, tintos, blancos o rosados envejecidos en envases de madera de pino canario (tea), en lugar de roble o castaño.  

Pero los vinos más afamados de la isla son los malvasía de La Palma, blancos naturalmente dulces que se elaboran con uvas que se han dejado pasificar en las propias cepas, en su mayoría centenarias. Ya en el siglo XVI este vino malvasía “que alegra los sentidos y perfuma la sangre”, según escribió Shakespeare, gozaba de fama en las mesas palaciegas europeas. 

LANZAROTE 

Famosa por su paisaje lunar, Lanzarote es la isla más oriental y la más cercana a África de todo el archipiélago canario. Su zona productora se extiende por los municipios de Arrecife, Tinajo, Yaiza, Tías, San Bartolomé, Haría y Teguise. Todos, excepto Teguise, que está al norte, se sitúan en el centro de la isla, en torno al parque natural de La Geria. 

Aquí las vides se plantan haciendo grandes hoyos en el suelo volcánico para que las raíces puedan alcanzar el sustrato vegetal. El hoyo se rellena luego con picón, que filtra la humedad nocturna hacia las capas inferiores, y la cepa se protege con un muro que la resguarda del viento.   

Con este sistema se cultiva la variedad blanca predominante, la malvasía, y también variedades tintas como el listán negro. 

TENERIFE 

Las distintas altitudes y diferencias climáticas entre unas zonas y otras en Tenerife, la isla más grande de todas, hace necesaria la existencia de varias denominaciones de origen, concretamente cinco. En todas predominan las uvas listán blanco y listán negro, aunque cada una de ellas presenta sus propias peculiaridades:  

• D.O. Abona: con viñedos de entre 300 y 1.700 metros sobre el nivel del mar — ¡los más altos de Europa! —, se extiende al sur de la isla. 
• D.O. Tacoronte-Acentejo: engloba 9 municipios al norte de Tenerife. 
• D.O. Valle de la Orotava: al norte de la isla, es conocida por utilizar un sistema de guiado de las vides único en el mundo, el cordón trenzado, una trenza  hecha con sarmientos de la propia cepa que se prolonga hasta 15 metros en horizontal. Una de las bodegas más conocidas de la denominación, y en la que se emplea este método, es Suertes del Marqués. 
• D.O. Valle de Güímar: situada en la prolongación sureste del Valle de la Orotava, forma una franja abierta al mar. Allí se cultivan variedades autóctonas como el listán blanco, vijariego blanco, marmajuelo, albillo criollo y gual, así como otras uvas como el moscatel con el que se elabora el magnífico monovarietal Los Loros Moscatel Seco 2021, de la bodega Juan Francisco Fariña Pérez. 
• D.O. Ycoden-Daute-Isora: al noroeste de la isla. Uno de los viticultores más reconocidos de esta zona es Borja Pérez. 

LA GOMERA 

En La Gomera se han producido tradicionalmente vinos blancos jóvenes, sobre todo de la variedad forastera blanca, la más cultivada en la isla, aunque actualmente también se hacen tintos. La mayoría del viñedo se extiende en bancales sobre las empinadas laderas del norte de la isla. 

EL HIERRO 

Aquí los blancos son también los vinos más producidos, en su mayoría de uvas verijadiego y listán blanco. Con listán negro y otras variedades como negramoll o verijadiego negro se elaboran tintos jóvenes. 

Los vinos canarios son una muestra de la diversidad del archipiélago. En sus cepas de pie franco, ajenas a la catástrofe decimonónica de la filoxera, nacen uvas que se comportan caprichosamente según el paraje en el que estén arraigadas, pero que siempre expresan la mineralidad de los suelos volcánicos que las alumbraron. ¿Los has probado? Si aún no lo has hecho, ¡pruébalos y disfruta!