Descubre toda la información sobre la denominación de origen Rueda

Denominación de Origen Rueda, ¡ponme un blanco!

La Denominación de Origen Rueda es la denominación de origen de los vinos blancos españoles por antonomasia. “Ponme un Rueda”, esa expresión tan común en las barras de nuestros bares, se utilizaba muchas veces sin saber si aquello de “rueda” era una uva, una región o, sencillamente, un velado sinónimo de blanco.  

Pero eso fue antes de que la cultura del vino estuviera al alcance de la mayoría de los consumidores. Hoy casi todos sabemos situar esta zona en el mapa y asociamos sus vinos a blancos de calidad elaborados, sobre todo, con uva verdejo. Desde 1980, año de su reconocimiento como D.O., Rueda se ha especializado en esta variedad, su uva autóctona. Y gusta. Tanto, que los vinos de verdejo de Rueda son los blancos más consumidos en España. 

¿Dónde está Rueda? 

La Denominación de Origen Rueda, primera en ser reconocida como tal en Castilla y León, toma su nombre del pueblo vallisoletano que así se llama. Es en esa localidad y en los términos colindantes de La Seca y Serrada donde se registra mayor concentración de viñedos. 

Pero al amparo de esta D.O. se encuentran nada menos que 74 municipios, 53 de ellos —como el propio Rueda— al sur de Valladolid, 17 en la zona occidental de Segovia y otros 4 al norte de Ávila. Todos tienen en común similares suelos  —cascajosos, muy minerales— y un continental, unas condiciones duras que obligan a la verdejo a “sacar carácter” y hundir bien sus raíces en la tierra hasta adquirir esa personalidad redonda y expresiva.  

Los blancos de Rueda  

“Los verdejos” de Rueda son los blancos más solicitados del país. Pero, aunque sea la variedad principal en esta denominación de origen, convive con otras uvas. Es innegable que su aportación también ha contribuido a la especialización de la región como elaboradora de vinos blancos.  

Desde antes de constituirse la D.O., ya existían viñedos con palomino fino, viura y sauvignon blanc, originaria de Francia. La primera vez que esta última se plantó en España fue precisamente en Rueda, lo que nos permite hacernos una idea de la vocación internacional de esta tierra. Así lo atestigua la reciente adopción de otras variedades como la viognier y la chardonnay, ambas autorizadas en 2019.  

Los monovarietales de verdejo son afrutados y florales, con matices herbáceos. Los ensamblajes de esta uva con el resto de las permitidas por el Consejo Regulador, por su parte, pueden ayudar a equilibrar su acidez y añadir notas dulces, amantequilladas o untuosas, dando origen a un magnífico conjunto de vinos blancos. 

Casi todos ellos son tranquilos, aunque también podemos encontrar blanco espumoso, que tiene que tener al menos un 75 por ciento de las uvas principales (verdejo y sauvignon blanc) en su composición. 

Con esta oferta tan amplia, cada año Rueda sigue en el puesto líder de ventas de vino blanco en España. Al cierre del 2023, con el consumo mundial en claro descenso, esta denominación de origen no sólo mantiene su tendencia al alza, sino que ha batido todos los récords, con más de 115 millones de contraetiquetas de vino blanco entregadas.  

No sólo de blanco vive Rueda  

Pero, a pesar de que Rueda debe su fama dentro y fuera de nuestras fronteras a sus blancos, también se producen en esta zona vinícola tintos y rosados.  

Desde 2008 la D.O. los reconoce con su sello. Los tintos se elaboran en su mayoría con tempranillo, conocida aquí como tinto fino o tinto del país, complementada en ocasiones con merlot, shyrah, garnacha y , todas admitidas en el reglamento del Consejo Regulador. 

Los rosados, que tendrán que llevar en su composición al menos el 50% de uvas tintas, pueden ser tranquilos o espumosos. El “Rueda Rosado Espumoso” se obtiene por el método tradicional, con una crianza mínima en botella de nueve meses. 

Generosos en Rueda 

Si al llegar a este punto piensas que ya lo conoces casi todo sobre Rueda, déjanos sorprenderte con una noticia: a partir de febrero de 2024, habrá vinos generosos en la D.O. Realmente, los ha habido siempre, pero es ahora cuando la Comisión Europea ha aprobado esta nomenclatura para los dorados y pálidos de la región.  

La medida tiene todo el sentido si tenemos en cuenta que un vino generoso es aquel blanco elaborado con uvas de la D.O., envejecido al menos dos años en barrica de roble y con una graduación alcohólica igual o superior a 15 grados.  

Los dorados, hechos a base de palomino, verdejo o un ensamblaje de ambas, se obtienen por crianza oxidativa y envejecen en la barrica al menos dos años antes de su consumo. Procedentes de las mismas variedades, los pálidos se crían bajo velo de flor y aguardan tres años en las botas hasta su salida al mercado.  

Vinos jóvenes, blancos sobre lías o con crianza en barrica; vinos tintos, rosados tranquilos o espumosos; y, ahora, también vinos generosos sin tener que desplazarse a Andalucía. ¿Quién necesita más motivos para adorar Rueda? 

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